martes, 23 de septiembre de 2014

Top 10 diez peores colegios en Bogotá para ser profesor.

Estamos recibiendo nominaciones.
Por favor dejar comentarios y pronto haremos la votación. 
Gracias. 

Hasta el momento han nominado a: 

Gimnasio Anglo Americano
Gimnasio Británico
Emilio Valenzuela
Colegio Colombo Británico

Si tienen nominaciones de otras ciudades por favor enviarlas, ya vienen las listas de los peores colegios para trabajar por ciudad. 

Los colegios privados son un negocio elitista

Lo importante es codearse con gente de “bien”
Por: Alejandro Raul Bacot Tamayo febrero 04, 2014
"Nota Ciudadana" es un espacio generado por nuestros lectores y no refleja o compromete el pensamiento ni la opinión de Las2Orillas.CO
Los colegios privados son un negocio elitista


“Ahora la pelea es a otro precio”, dirían los directores de instituciones educativas privadas en las ciudades. Es el marketing, el estatus sociales y los edificios lo que motiva a un papá a escoger uno u otro colegio, el nivel académico pasa a un segundo punto cuando de conocer gente de “bien” se trata. El rector es ahora ese gran gerente que tiene a la institución educativa básica, el colegio, como ese espacio de formación integral de alumnos, que busca por todos los mecanismos la forma de vender para hacer rentable su negocio.
El panorama educativo en las ciudades tiene dos caras que las separa una delgada línea, la forma de hacer negocio, o la competitividad económica para poder sobrevivir en el mercado. La educación como pensamiento de formación de seres humanos, de niños que serán el futuro del país, es difícil de encontrar y en las ciudades aún más, en materia económica.
Cuando la educación es gratuita y pública, el negocio y la competitividad desaparecen. Pero el tema en este caso es igual que en los privados, la calidad educativa. Y son los escasos recursos, y las instalaciones deterioradas lo que hacen que los maestros no puedan dictar sus clases como lo quisieran, para tener una educación competitiva en el país.
En este mismo marco de la guerra económica entre las instituciones educativas, los escasos recursos y la calidad académica. Los maestros que son los artífices de la sociedad, están en una complicada situación, ya que buscan generar cambios pero los contextos en los que desempeñan su actividad afecta los resultados.
Ellos son uno dentro de las aulas y otros fuera de ella, pues en un espacio enseñan y en el otro son activistas por una sociedad diferente y con oportunidades. Generalmente entregan su vida a la causa, su familia tiene un componente adicional, los alumnos. Ellos les llenan la vida de alegría y orgullo, pues cada vez que ven a un alumno superado, haciendo las cosas bien, sienten que fue gracias a ellos. Y si, así es. Ellos son unos ganadores y personas exitosas, pues si bien el sistema no los valora de forma económica como debería ser, el triunfo se mide por cada alumno que tiene y crea, como el pintor a una obra de arte.
Tienen un reto con la sociedad ahora, superar desde su actividad la discusión entre negocio, competitividad económica y calidad educativa, pues de su labor depende la sociedad misma, algo que va más allá de cualquier cosa. Así el maestro de escuela pública es diferente al de la privada, pues el contexto en que se encuentran hacen que su influencia en la sociedad sea mayor o menor, lo que hace que tengan mayor poder para constituir una alta calidad educativa, o ser simplemente un revolucionario en un colegio de baja calidad.
Los maestros y profesores se les debería decir luchadores de patria, que sin necesidad de empuñar las armas, hacer política, o tener empresa propia, van generado día a día la revolución educativa y cultural que este país sueña. De ellos depende el éxito de los cambios y la consolidación de las cosas buenas que tiene nuestro país, de tener a su cargo la responsabilidad de crear personas útiles para la sociedad.
Más allá de las aulas de clase, y del negocio educativo, los profesores tiene la responsabilidad de liderar a su comunidad hacia objetivos comunes, democráticos y concertados, para poderse adaptar a las transformaciones mismas del sistema económico, y a los cambios de la vida misma.

¡Mamá, no quiero volver al colegio!

“ Vamos todos juntos a las Jaulas, perdón a las aulas”
Por: Eduardo Menco González. julio 29, 2014
"Nota Ciudadana" es un espacio generado por nuestros lectores y no refleja o compromete el pensamiento ni la opinión de Las2Orillas.CO
¡Mamá, no quiero volver al colegio!
radiosantafe.com


Hace ya algunos años, cuando aún me encontraba activo en el ejercicio de la docencia escolar, me di a la tarea voluntaria de preguntarle durante dos semanas a niños y jóvenes sobre su deseo o no de estar en la institución educativa donde sus padres lo tenían matriculado. Ante el desprevino interrogante, todos sin excepción alguna, respondían no sentirse a gusto aunque valoraban algunas cosas del ambiente escolar que les tocaba asumir. La mayoría reconocía que tener compañeros, hacer amigos, contar con docentes “monstruos” (como suelen llamar hoy a los maestros que saben mucho o son íntegros), practicar algún deporte, salir al descanso e incluso tener la posibilidad de manejar dinero, eran los elementos más atractivos y de mayor interés en la vida de un colegio.
A muchos de ellos y de ellas, les pregunté además si eran felices en el colegio; algunas respuestas fueron tajantes: “si de mí dependiera, no volvería más”; entonces era cuando inmediatamente les interpelaba con un nuevo cuestionamiento, pensando que la respuesta era obvia: ¿te gusta estudiar? Para mi sorpresa, casi todos respondían SI.
El panorama parece confuso; ¿cómo puede gustarle el estudio a un grupo de alumnos que expresan abiertamente sentirse decepcionados de su colegio? ¿Cómo puede sentir agrado por los libros un estudiante que si de él o ella dependiera a la escuela no volvería más? ¿Qué es eso entonces lo que tanto incomoda y molesta a los futuros bachilleres de sus instituciones educativas? ¿Por qué tanto desencanto por el colegio? Estos son asuntos bastante complejos de analizar, y quizás este no es el medio para hacerlo con la profundidad que ello requiere; sin embargo, me permitiré hacer una serie de reflexiones que en su momento también pude compartir con aquel grupo de muchachos.
Nadie elige su escuela: Es el inicio de la frustración. Ninguno de nosotros ha elegido la escuela donde inició su proceso de formación educativa; proceso donde supuestamente el estudiante es el principal protagonista. Quizás bajo el slogan “hay que estudiar para ser alguien en la vida”, nuestros padres siguiendo una tradición cultural, histórica y social, se vieron en la necesidad de matricularnos en un plantel educativo sin nuestro consentimiento y libertad, simplemente porque “ya era el momento, ya era la hora”. Recuerdo que uno de aquellos chicos me dijo, “quizás si yo hubiera elegido mi escuela cuando tenía 6 o 7 años, las cosas hubieran sido diferentes aun sabiendo que dependía de mis padres”.
¿Por qué tan temprano?: Una de las cosas que más desagrada a los chicos en relación a “ir a la escuela” es precisamente las diarias madrugadas a las que se tienen que ver sometidos. Algunos son despertados desde las 4:30 am, hora en la que aún el cuerpo necesita seguir durmiendo para producir sustancias fundamentales para su funcionamiento. ¿Quién de nosotros no deseó no ir a la escuela con el objetivo de continuar descansando? No se niega la bondades de las primeras horas del día para efectos del aprendizaje; sin embargo, no es un elemento determinante de este proceso, como tampoco lo es el hecho de que para aprender se requiera madrugar.
“Todos a la Jaula, perdón al Aula”: La escuela no siempre ha sido como la conocemos hoy; en sus orígenes la relación enseñanza – aprendizaje estaba determinada por una relación armónica entre discípulo y maestro, donde el primero reconocía la sabiduría del segundo sin necesidad de mediaciones físicas. Para nosotros la expresión escuela inmediatamente está asociada a ciertas realidades, entre las que quizás se destaca el aula como ese lugar donde se supone se genera el conocimiento a partir de la relación que se pueda dar entre alumnos y docentes. Sin embargo, para muchos estar dentro de un salón, sentados por más de 7 horas es un atentado al cuerpo, a la concentración y a la libertad misma; de ahí que para muchos estudiantes dicho espacio se asemeja a una jaula que hace las veces de encierro y donde las expresiones “siéntese, haga silencio y ponga atención”, son los condicionantes necesarios y suficientes para garantizar que el ambiente es el propicio.
“Cuidado el rector y los profes me mandan a llamar”: Para Don Bosco, uno de los santos del siglo IXX que dedicó su vida a la juventud, la educación es un asunto del corazón, esto para determinar que la relación entre docentes y estudiantes ha de estar matizada por una alta cuota de emociones positivas y el afecto necesario para que el proceso de aprendizaje sea mejor. Los estudiantes saben que la escuela nunca podrá reemplazar el hogar; sin embargo esperan que si sea un espacio donde se goce de buenas relaciones humanas entre todos: rector, docentes, alumnos, y comunidad educativa en general. Que la verdadera autoridad de quienes la ostentan sea el amor, y el verdadero valor de quienes han de obedecer sea el respeto. Los chicos reconocen que a veces les hace falta tener un mejor comportamiento, pero igualmente perciben cómo el autoritarismo y la poca autoridad moral de directivos docentes y docentes es el común denominador para que se genere un mejor ambiente.
Como en el ejército…: Las largas jornadas escolares y la rigurosidad a la hora de cumplir un horario de clases, son también elementos que a veces terminan por cansar a los estudiantes. Algunos colegios como si se tratara del ejército consideran que la puntualidad y el estricto cumplimiento de las labores en determinados tiempos garantizan objetivos y logros en pro de una educación de calidad. La verdad sea dicha en relación a este aspecto y para ello cito textualmente: “esto parece el cuartel, imposible llegar uno, dos o tres minutos después; quizás el profe debería preguntarse por qué no queremos llegar puntuales a su clase o por qué desearíamos que su clase termine más temprano”.
“No un poco de todo, sino todo de un poco”: Los estudiantes también se quejan de aprender muchas cosas someramente, las cuales la gran mayoría se olvidan con el pasar del tiempo. Y se peguntan sobre por qué no aprender y profundizar sobre aquellos asuntos que más llamen la atención a cada uno. Son conscientes que la educación personalizada es muy costosa, pero también creen que se pueden proponer otras alternativas en las cuales no se sientan que la uniformidad sea lo que más importe a la hora de enseñar y aprender.
El acoso por punta y punta: Hablar de acoso escolar (sin americanizaciones verbales) parece que está a la orden de día. Y sí, quizá es “la cereza del postre” junto con los malos resultados académicos que estudiantes obtienen o la presión enorme que poseen para no quedar mal a la hora de sacar adelante sus asignaturas y responderle así a sus padres. Tal vez todo hace parte de una misma realidad, en palabras de Jaime (nombre ficticio) “todo sería tan diferente si nos sintiéramos bien en el cole, y para sentirnos bien muchas cosas han de cambiar; de esa manera no habría acoso entre unos y otros, nuestra relación con los docentes sería afable, y sobre todo nos daría mucho gusto estar acá”.
Consideración final.
En el Facebook permanentemente publican una frase que se atribuye a Einstein: “¿Cómo obtener diferentes resultados si siempre hacemos lo mismo?”. La frase viene bien a la hora de preguntarnos cuál podría ser la solución de este problema que aparentemente puede ser ajeno a nosotros, sin embargo si nosotros hubiéramos tenido la oportunidad de no volver más al colegio ¿lo hubiéramos hecho?

Mi experiencia como profesora de un colegio privado

Por: Diana Marcela Toro P. mayo 19, 2014
"Nota Ciudadana" es un espacio generado por nuestros lectores y no refleja o compromete el pensamiento ni la opinión de Las2Orillas.CO
Mi experiencia como profesora de un colegio privado


Algo me dice que después de leer todo este artículo probablemente usted, lector, pensará que fui una ingenua, o que todo lo que le voy a contar no es tan grave y ocurre no solamente en los colegios privados sino también en los públicos. No obstante siento la necesidad de contar lo que vi y oí.
Quizás me dejé llevar por la primera impresión en la entrevista. Dos señoras, de cuarenta y tantos años me recibieron en una oficina. Fueron extremadamente amables conmigo. Yo, la verdad aparentaba una experiencia que solo da la edad y por lo tanto no tengo, y sin embargo confiaron en mí y me dieron el empleo sin siquiera tener el cartón. La verdad me dije: “No, pues si el colegio es como estas señoras entré al cielo”. Tal vez no hice el debido proceso mental, cuando al final de la entrevista me dijeron que los niños y jóvenes del colegio era una población difícil. Lo único que alcanzo a recordar fue que pensé: ¡Bien, un reto más para mí!
Difíciles es un adjetivo que no recoge el verdadero significado de lo que es la población estudiantil de este colegio. Déficit de atención, hiperactividad, síndrome de Asperger, síndrome de Down y autismo son algunos de los problemas de los niños. Yo, con mi maravillosa ignorancia (estado de llenura según Platón) creí en un principio poder controlar, no, no controlar, encauzar toda esa energía y dificultades en ganas de aprender y conocer, eso sí, estando quietecitos. Por ejemplo, ponía puntos negativos en el tablero si se movían o hablaban mientras yo dictaba la lección, o pegaba los gritos que nunca he pegado en mi vida para hacerme oír. Parecía una de esas profesoras viejitas que mis papás, mis abuelos y mis bisabuelos odiaron tanto. Pronto me di cuenta de lo que sabía de pedagogía era poco, y que de nada servía tanta teoría en la realidad. Cambié de estrategia, y terminé enseñándoles parados, bailando, cantando, con ellos montados en los árboles, en la cancha de microfútbol y en el parque. Algunas cosas funcionaban y otras no, a veces sufrí desesperos y brotaron lágrimas ante la impotencia de no poder dar una mínima clase que les diera las herramientas suficientes para enfrentarse a un texto escrito. Creo que algo me entendieron de los temas, de las lecturas no sé, solo sé que para mí era indispensable ponerlos a leer lo que quisieran por lo menos una vez a la semana.
Me he desviado un poco, no es de mi dificultad de la que vine a hablar, aunque fue un elemento importantísimo cuando decidí irme. Lo que quería contarles es que no entiendo, cómo un colegio donde existen este tipo de inconvenientes no posee un psicólogo o mínimamente un educador especial, y los llamo inconvenientes y problemas no porque ellos tengan la culpa, o porque sean diferentes o “anormales”, todos lo somos o por lo menos deberíamos comenzar a querer ser diferentes unos de otros y no homogeneizar al estudiante, al niño, al adolescente. Los llamo así porque definitivamente necesitan un cuidado y una educación diferente a la que a mí, como filóloga hispanista, como amante de las letras, la literatura y de la enseñanza de estas me enseñaron en la universidad. A veces como educadores nos enseñan cosas que están tan lejos de la realidad, que resulta imposible pararse en tierra firme. Como he pensado desde siempre, para ser educador no solo se necesitan pelotas, también se necesita muchísima intuición.
Tampoco entiendo cómo una rectora que en un principio me mostró un rostro tan jovial de la vida y del colegio, de su colegio (es la dueña además), pudo convertirse de un momento a otro en una maltratadora, y uso esta fuerte palabra porque no puedo llamar de otra forma el hecho de gritarle en una de mis clases a los estudiantes de la forma en la que ella lo hizo (y lo sigue haciendo), erigiéndose como jueza, no, perdón, como dictadora, ya que los regañados nunca (en el tiempo que duraron los gritos) fueron “inocentes hasta que se demostrara lo contrario”, siempre fueron culpables (y eso que ellos intentaron hablar levantando la mano e interrumpiéndola). Tampoco entiendo cómo toda una dama se quita uno de sus zapatos para pegarle a una mesa durante el regaño, quizás para darle más dramatismo al régimen, perdón, al regaño; ni cómo se enfrenta a un adolescente de quince años que lo único que quiere es que lo dejen hablar para explicar lo que sucedió.
Se los juro que luego del regaño sigo sin entender cómo esta señora llama a una de las profesoras (a propósito madre de uno de los regañados), y también le grita delante de estudiantes, coordinadores y profesores. No sé la verdad si estaré muy loca por sentir la impotencia que sentí, lo único que sé es que yo salí con la boca abierta de esa clase que comenzó siendo de lenguaje, y termino siendo de abuso del poder.
Tampoco entendí comentarios de ella acerca de no volver a contratar mujeres ya que se embarazan. Ni hoy entiendo un correo que nos envió a los profesores enojadísima, diciéndonos que “si nos íbamos a incapacitar por lo menos avisáramos y mandáramos talleres”. Este “nos íbamos” me recuerda al neurocirujano de una amiga, que cuando descubrió por fin el tumor que ella tenía en la cabeza le dijo “Ah, qué pesar, lo dejaste avanzar mucho”.
Y me sigo preguntando ¿Será que armé una tormenta en un vaso de agua?

Los colegios de la elite: los más caros pero no los mejores

Los colegios Nueva Granada, Parrish, Colombus y Bolívar son los más caros pero en términos de calidad no están entre los mejores.
Por: enero 02, 2014
 
Los colegios de la elite: los más caros pero no los mejores


Los colegios más costosos del país siguen el mismo formato. Su pensum está orientado por la educación norteamericana y son cortados por la misma tijera. El Nueva Granada de Bogota es el más caro de Colombia y le siguen sus homólogos El Parrish de Barranquilla, el Colombus de Medellin, el Bolívar de Cali. Sin embargo en el escalafón de calidad que establece el Icfes según las pruebas de Saber, no tienen una buena calificación.
LOS MAS COSTOSOS
COSTO ANUALCOLEGIOCIUDADPUESTO RANKING ICFES
$32.000.000NUEVA GRANADABOGOTÁ86
$20.000.000KARL C. PARRISHBARRANQUILLA135
$14.000.000THE COLUMBUS SCHOOLMEDELLIN93
$14.000.000BOLIVARCALI79
$13.000.000GRANADINOMANIZALES65
$12.000.000JORGE WASHINGTONCARTAGENA133

El colegio más costoso para estudiar en Colombia es el Nueva Granada de Bogotá, cuya mensualidad asciende $3.200.000 (tres millones doscientos mil pesos) es decir; $32 millones de pesos al año. Es un colegio bilingüe de formación norteamericana en el que se formann los hijos de  los funcionarios de la embajada Americana, aquellos cuyos padres están vinculados a empresas multinacionales y quienes quieren que sus herederos continúen su carrera profesional en Estados Unidos. Está acreditado por la asociación sureña de colegios y escuelas (SACS) Ocupa el puesto 82 en el listado del ICFES.
Le siguen en su orden, el colegio Karl Parrish de Barranquilla. Fue fundado hace 70 años por el ingeniero Karl Calvin Parrish, un hombre de negocios nacido en el estado de Iowa. De una Pequeña casa en el barrio El Prado de Barranquilla, sus instalaciones hoy cuentan con más de tres hectáreas de campos deportivos; canchas de fútbol, de béisbol, salones artísticos y piscinas. Su valor es de $20 millones al año y ocupa el puesto 135.
Columbus School de Medellin está acreditado desde 1964 como colegio internacional bilingüe por SACS AdvancED (entidad que avala la calidad educativa a nivel internacional). Al finalizar sus estudios, los alumnos reciben doble titulación académica, obteniendo tanto el diploma de ‘High School’ americano como el de Bachiller Académico Bilingüe colombiano, éste último puede tener énfasis en Pre-Ingenierías, Pre-Ciencias o Humanidades. El valor es de $14.000.000 al año y ocupa el puesto 93.
Colegio Bolivar de Cali. Sus estudiantes disfrutan de amplias zonas verdes, educación bilingüe y se encuentra acreditado por la (SACS). El valor a pagar por año es de $14 millones y figura en el puesto 79 del escalafón.
Granadino de Manizales, fundado en 1947 por María Mercedes Londoño de Gutiérrez  (Colombiana) y por  Joanne Smith Barret (Norteamericana) es una institución de carácter bilingüe, estilo americano. Fue construido sobre un lote de 50.000 metros cuadrados plano en su gran mayoría, de aspecto campestre en la Vereda La Florida, jurisdicción de Villamaría. Cuesta $13.000.000 al año y ocupa el puesto 65 en el escalafón.
El Washington de Cartagena Su modelo de educación está basado en el sistema pedagógico de los Estados Unidos de América, a través de convenio con la asociación sureña de colegios y escuelas (SACS) de modo que sus estudiantes pueden continuar sus estudios en cualquier universidad de los EEUU. Su costo anual asciende a $12.000.000 y se ubica en el puesto 133 en el ranking de calidad.

Colegio La Quinta del Puente de Florida Blanca
Colegio La Quinta del Puente de Florida Blanca
En contraste con estos  costosos colegios y de gran prestigio social en las ciudades capital están los que ocuparon los primeros puestos por el desempeño de sus estudiantes en la pruebas Saber del Icfes.
El mejor colegio es un plantel de Floridablanca, un municipio vecino de Bucaramanga: La Quinta del Puente fue fundado en 1977 por el arquitecto Gustavo Salazar Gómez y su esposa la educadora Patricia Gonzáles y ofrece una metodología innovadora que empieza con niños de 18 meses: “aprender Jugando”  El colegio tiene un convenio con la Universidad del Rosario para que los egresados puedan acceder con facilidades de financiación para su educación superior.
El segundo colegio en el escalafón  del Icfes es el Diana Oesea, un pequeño plantel mixto fundado en 1983 que ofrece educación bilingüe también a través de una metodología innovadora.
El Gimnasio Vermont de Bogotá, fundado en 1945, por María Rojas Sánchez y Magdalena González Fernández ocupa el tercer lugar. Ofrece enseñanza del inglés a través de un convenio con la Saint Michael’s College, Vermont, Estados Unidos. Su sistema educativo de tradición femenina es un modelo de coeducación con perspectiva de género, con el que diferencia la formación para niñas de los de los niños y por tanto trabajan en aulas separadas.
El colegio San Jorge de Inglaterra fue fundado en 1958 por una pedagoga inglesa, Mrs. Mary Allen de Acosta. Es un colegio liberal que intenta evitar cualquier forma de discriminación y se guía por los parámetros de la educación británica.
El quinto lugar en calidad lo ocupa el Colegio Los Nogales, que nació y permanece como una fundación entidad sin ánimo de lucro que fundaron dos educadoras Luisa Pizano y Julia Mejía con el propósito de ofrecer una educación de primer nivel capaz de prepara a los alumnos para acceder a las mejores universidades de Colombia y Estados Unidos. Construyeron una sede en una amplia zona verde al norte de Bogotá.
Las Pruebas Saber del ICFES se aplican a los 12.200 colegios privados que hay en el país, con unas variables construidas para determinar la calidad de la educación y evaluar los servicios educativos que ofrecen.

Que belleza...

“Para nosotros recibir el sueldo no era una felicidad sino un martirio”: exprofesora del Gimnasio Castillo

Patricia*, exdocente de este colegio que está en el ojo del huracán por el suicidio de Sergio Urrego, revela algunos datos que al parecer advierten los abusos que también sufrían los profesores
Por: septiembre 22, 2014
 
“Para nosotros recibir el sueldo no era una felicidad sino un martirio”: exprofesora del Gimnasio Castillo


Patricia* cuenta que trabajó hace ya algunos años como profesora en el Gimnasio Castillo Campestre, plantel educativo donde tuvieron lugar los hechos que condujeron al suicidio de Sergio Urrego el pasado 4 de agosto, tras lanzarse de una terraza del centro comercial Titán Plaza. Todo indica que la decisión del estudiante fue tomada debido a la persecución homofóbica liderada por las directivas del Gimnasio Castillo Campestre, en cabeza de la señora Amanda Azucena Castillo, rectora del colegio.
Pero según Patricia, no solo los estudiantes han sufrido las arbitrariedades de las directivas de este polémico plantel. Una de las pruebas de ello podría advertirse en la manera cómo debían ganarse los sueldos la mayoría de profesores. Una suerte de dinámicas pírricas que llegaron al punto de esclavizarlos. Por ejemplo, cuenta Patricia que en la época que laboró,  un profesor tenía un sueldo básico de $750.000, pero porque la ley así lo exigía.
Sin embargo, en un empleo de tanta responsabilidad y a sabiendas que por un sueldo de estos no trabaja un verdadero profesional, las directivas del Gimnasio Castillo se inventaron una suerte de bonos para supuestamente premiar a los docentes. Había, entonces, un bono de permanencia el cual representaba $100.000 por cada mes que el docente permaneciera en la institución, pero solo eran entregados al finalizar el año.  No obstante, en caso de que el docente no llegase a fin de año, no se le entregaba dinero alguno de este bono bajo el argumento de que no cumplió con el contrato.
Un segundo bono era el de ‘desempeño’. Este equivalía a recibir $300.000, pero estaba condicionado por la evaluación que le diera la propia rectora al trabajo de cada profesor. “Para nosotros recibir el sueldo no era una felicidad sino un martirio porque lo primero que pensábamos era ¿cuánto nos iría a descontar esta señora?, porque para ella, uno nunca tenía un buen desempeño”.
Como si fuera poco, si en alguna salida de campo algún estudiante no participaba en la actividad, el costo del cupo del alumno, lo asumía el profesor. Igualmente sucedía con la mensualidad; cuenta que en caso de que algún alumno estuviese atrasado con el respectivo pago, este no podría entrar a clase, pero si no pagaba al finalizar el mes, este costo también lo asumía el profesor, pues el hecho de que todos los alumnos estuvieran a paz y salvo con la institución, también debía ser responsabilidad del docente. Importante aclarar que estas condiciones eran para los directores de grupo solamente.
En el descanso los profesores se debían distribuir estratégicamente para vigilar a los alumnos y estaba prohibido cualquier tipo de charla o contacto entre docentes durante este tiempo. “En el almuerzo que era otro espacio de descanso, no podíamos sentarnos juntos, nos tocaba en mesas separadas y dándonos la espalda. Era una cosa muy chistosa porque Azucena se hacía en un punto desde dónde podía vigilarlo todo”. Igualmente, durante el almuerzo no se podía dejar comida alguna, pues los restos de comida que el docente dejara en su plato también eran descontados del sueldo, argumentando que ello le representaba costos al plantel. Si un profesor quería llevar lonchera, este acto era juzgado de mala manera.
planton3_1410566210
Había otra serie de medidas que a los ojos de la profesora Patricia también resultaban muy particulares. Por ejemplo, aquella época en que a los profesores les intentaron decomisar los celulares a su llegada para ser devueltos a las tres de la tarde, que era la hora de salida. Dicha medida no fue posible en la sede de Tenjo porque los profesores no accedieron a ella, contrario a lo que sucedió en la sede Gimnasio Castillo del Norte, de esta misma institución. “Ahora, a mí me fue bien con Azucena, yo nunca tuve problemas con ella durante el tiempo que estuve ahí, porque hubo muchos compañeros a los que les fue peor”.
Patricia recuerda que los docentes debían elaborar unas guías de trabajo las cuales eran entregadas al colegio y se vendían a los estudiantes como material didáctico, de cuyas ganancias, el profesor no recibía un solo peso. Alguna vez, una de sus compañeras por tiempo no entregó su guía, y por tal motivo le descontaron una buena tajada de su salario.
Una de las anécdotas que más le impresionó fue el asesinato de los cachorros que tuvo una perra callejera, adoptada por compañeros en el plantel. En sus palabras, la señora Azucena Castillo mandó matar a los cachorros por la simple razón de que no le gustaban los animales. Según cuenta, el colegio Gimnasio Castillo Campestre y el Gimnasio Castillo del Norte, ambos son propiedad de Azucena Castillo y de su esposo Alfredo, quien ejerce como Director de Contabilidad y llevan 25 años funcionando en las condiciones mencionadas.
“Azucena es una persona que profesa mucho el amor pero juega con el hambre y la plata de la gente, por eso es que se aguantan esas condiciones. Con toda seguridad me atrevo a decir que influyó en los papás de Danilo para que demandaran a Sergio. El problema es que aquí en Colombia cualquiera puede montar un colegio y así como éste quién sabe cuántos más no habrá”, asegura Patricia.
Teniendo en cuenta que manejaba varios grupos de aproximadamente 40 estudiantes, a Patricia le es un tanto difícil recordar a Sergio Urrego. Sin embargo, sí recuerda bien a César Valbuena, estudiante que según el noticiero Noticias Uno, también se suicidó hace tres años por motivo del matoneo al que era sometido en este colegio. César Valbuena sufría de un fuerte trastorno depresivo y la profesora asegura que le recuerda especialmente porque era muy somnoliento: “Algunas personas con las que aún mantengo contacto me dicen que César estaba en el mismo grupo que Sergio, por lo que con toda seguridad debí tenerlo en mis clases”, cuanta Patricia, quien en su memoria, tal parece, no tiene un solo recuerdo bueno de su paso por el colegio en el que se perseguían hasta a los profesores.
*El nombre de la fuente ha sido cambiado a petición suya, tanto por su seguridad como por su futuro profesional.

Te decepciona tu colegio?

Bien, si estás decepcionado de la profesión docente, no estás solo. Es más, muchos comparten  el mismo sentimiento de injusticia e impotencia tuyo. Pero no todo está perdido. En Colombia también hay buenos colegios para trabajar, aunque parezca imposible. Solo hay que saber cuales son. Muchos profesores hemos terminado trabajando en verdaderos antros, dirigidos por familias que saben de todo menos de pedagogía y que les interesa todo menos la educación de sus estudiantes y mucho, mucho menos el bienestar de sus profesores.
Si ustedes han trabajado en algunos de estos lugares y quieren compartir sus experiencias, como una obra de caridad para que otros no caigan en lugares tan indeseables, por favor envíenmelas y con mucho  gusto serán publicadas anónimamente. Si por el contrario, su colegio es uno de esos lugares dónde la gente se pensiona por lo bien que les va, sean también bienvenidas sus experiencias laborales. 



Nota: Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de los creadores de este blog.